Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien. Toma ahora la ley de su boca, Y pon sus palabras en tu corazón. Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; Alejarás de tu tienda la aflicción…El Todopoderoso será tu defensa… Porque entonces te deleitarás en el Omnipotente, Y alzarás a Dios tu rostro. Orarás a él, y él te oirá… Determinarás asimismo una cosa, y te será firme, Y sobre tus caminos resplandecerá luz” (Job 22: 21-28)
Comenzamos un nuevo año con el deseo de que todo vaya mejor. Nuestro Dios es atemporal, él no está limitado al tiempo, pero, nosotros, sobre esta tierra cumplimos ciclos y etapas que se cuentan en tiempo, y al finalizar algunas y comenzar otras, nos sobran motivos para agradecer al Señor y colocarnos bajo su gracia.
Sabemos que necesitamos más que buenos deseos para que todas las cosas nos salgan bien. Muchos de los que empezaron el año anterior juntamente con nosotros, no lo terminaron. La muerte es una realidad, como lo es también la venida de nuestro Señor. Él prometió venir a buscarnos para llevarnos consigo (Juan 14:3) Por lo tanto, no sabemos cómo se desarrollarán las cosas y si llegaremos hasta el fin del año. Lo que, sí podemos saber, porque Dios lo dice, es que, si este año lo comenzamos con Cristo, confiando en él como nuestro único y suficiente Salvador y caminamos tras sus pisadas, será un año maravilloso. “Porque acercarse a Dios es el bien” (Salmo 73:28) Porque “Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz” (Proverbios 3:17) Por eso “Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo” (Salmo 119:165)
Comúnmente, para estas fechas se desea un buen año. Nosotros también expresamos ese deseo, pero en Cristo Jesús; porque todos necesitamos un salvador y ese salvador es Cristo el Señor.
Pensamientos para reflexionar
