“Tú coronas el año con tus bienes, Y tus nubes destilan grosura” (Salmo 65:15)
“Tomó luego Samuel una piedra y la puso entre Mizpa y Sen, y le puso por nombre Eben-ezer, diciendo: Hasta aquí nos ayudó Jehová” (1 Samuel 7:12)
Terminamos un año. Miramos hacia atrás y solo vemos la gracia de Dios que nos condujo a través de todo el camino. Muchas cosas nos han pasado. Buenas y malas, con grandes ejercicios de corazón. El Señor siempre estuvo, jamás nos faltó, por lo cual podemos decir: “EBEN- EZER… hasta aquí nos ayudó el Señor” (1 Samuel 7:12)
Al recordar los detalles del año, los que nos hicieron reír y los que nos hicieron llorar, bien podemos repetir: “El amor de Cristo nos constriñe” (2 Corintios 5:14) Porque verdaderamente, su amor es algo maravilloso, y siempre nos ha mantenido.
Un hombre como Bernabé, cuando vio la gracia de Dios en los hermanos en Antioquía “se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (Hechos 11:23) Nosotros, los que por gracia de Dios, confiamos en Cristo, quisiéramos también alentar a todos, para que con un firme propósito de corazón, este año que comienza, permanezcan fieles al Señor.
Si el año que dejamos nos sirvió para conocer al Salvador, para congregarnos, este año debemos ir por más. Desear los mejores dones, ponernos al servicio de nuestro Señor sin reparos. Responderle con adoración, y salir a ganar almas para Cristo.
“Pon de tu fe la virtud en acción. Ama cual Cristo te amó. Se fiel y emplea en tu santa misión, el don que el cielo te dio”.
Pensamientos para reflexionar