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(1 Corintios 12 al 14)
“Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación… Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados. Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas” (1 Corintios 14:26-32)
En una congregación pueden haber muchos dones y no haber edificación, tal como sucedía entre los corintios. En una congregación puede haber mucho conocimiento en cuanto a orden y maneras de obrar según Cristo y sin embargo carecer de crecimiento. Por esta razón, entre el capítulo 12 y el 14 de la primera epístola a los Corintios se nos enseña sobre el amor. Porque el amor edifica. (1 Corintios 8:1)
Tal como vemos en la Epístola a los corintios, la existencia de un don no garantiza la espiritualidad. Que alguien posea un don espiritual no quiere decir que lo que haga o diga sea correcto. Algo similar sucede con el conocimiento. Se puede saber mucho, pero, sin amor, faltará la edificación. El conocimiento por si solo no logra el crecimiento espiritual, sino por el contrario, el conocimiento alejado de la comunión con Cristo, envanece.
Una congregación no puede crecer según Dios, es decir, crecer, no solamente de manera inercial porque las familias se agrandan, sino porque almas nuevas que se convierten son agregadas a la comunión de los santos. (Hechos 2:47) Si en esa congregación no hay amor. Tampoco podrá permanecer unida, pues el amor es el vínculo perfecto (Colosenses 3:14)
Siempre el Señor dotará a sus hijos de dones en su asamblea, pero los suyos deben tener amor hacia su Persona, hacia su Palabra y hacia las almas para que haya edificación.
Pensamientos para reflexionar
