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“Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz” (Proverbios 3:17)
Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo” (Salmos 199:165)
¡Qué hermosa declaración la del versículo de referencia!
Evidentemente, muchos tropiezos se evitan al caminar bajo la luz de la Palabra, que es una antorcha que alumbra en lugar oscuro, limpiando el camino (2Pedro 1:19, Salmo 119:9) Y esto, obviamente, en la práctica, lo vemos ligado al amor que se siente hacia lo que Dios dice en su Palabra.
Cuando uno ama a algo, piensa en eso, se ocupa en eso cuidándolo minuciosamente, no haciendo nada en contradicción con la naturaleza de aquello que ama, sino obrando en consecuencia. El objeto amado, llena de tal manera el corazón que luego, de lo que abunda en ese corazón hablará la boca (Lucas 6:45)
Al pensar en esto, debemos reconocer que vivimos un tiempo bastante flojo espiritualmente. Por eso, los que amamos a Dios debemos guardar su Palabra.
Actualmente, muchos, aun diciéndose cristianos, cuestionan y discuten lo que dice la Biblia, interpretándola a gusto y conveniencia. Y cuando, evidentemente, no pueden negar que Dios no quiere ciertas cosas, argumentan que eso debe estar mal traducido, o que fueron mandamientos temporales que hoy no se tendrían que enfatizar tanto. Con esos y otros razonamientos, muestran un mal estado espiritual, en el cual no hay paz.
Tengamos presente: Mucha paz, tienen los que aman su ley, los que guardan la Palabra, no los que la cuestionan cuando esa Palabra los corrige o pone en evidencia su mundanalidad.
Pensamientos para reflexionar
