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“Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en la fe y amor que es en Cristo Jesús” (Tito 1:13)
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo… que prediques la palabra… redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4:2)
La Biblia dice que hay un solo camino por el cual el hombre puede llegar al Padre, y que ese camino es Cristo Jesús, quien declaró de sí mismo: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6)
También la Biblia nos dice, que para que el hombre tenga un encuentro con Cristo, Dios hace una operación espiritual en su ser interior, de lo contrario, el hombre cegado por el pecado, aunque se encontrara frente al camino, no lo vería, y aun, cuando alguien se lo señalara, tampoco tendría fuerzas ni voluntad para levantarse y seguirlo. Por eso, Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44)
Por medio de Su Palabra y la intervención del Espíritu Santo Dios se revela y conduce al camino.
El hombre, muchas veces, queriendo ayudar a Dios a revelarse; quiere hacer el trabajo que le corresponde al Espíritu, y pensando que el mensaje bíblico es demasiado difícil para que lo comprendan; lo amengua, lo infantiliza, lo ejemplifica sobre manera; utilizando mínimamente la Palabra, creyendo que lo simple es mejor. Eso, aunque parezca bienintencionado, simplemente manifiesta desconocimiento y falta de fe en el trabajo que hace el Espíritu Santo, el cual convence a las personas de pecado de justicia y de juicio utilizando las Escrituras.
Pensamientos para reflexionar
