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“Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Romanos 8:20-22)
Dios es perfecto. Él creó y estableció todo en orden, manteniendo ese orden mediante sus leyes. Si llegaran a faltar esas leyes o alguien las alterara, todo se convertiría en un caos.
En el orden humano, sucede lo mismo. El hombre tiene leyes espirituales dadas por Dios para mantenerse y mantener su ámbito en paz. Cuando desprecia esas leyes, e impone su voluntad, le va mal y todo se le viene abajo.
Si alguien, en estado de embriaguez, saliera a la calle y conduciría su auto a una velocidad mayor a la permitida, pasando los semáforos en rojo, eligiendo encima el camino más corto, transitando por calles a contrasentido. ¿Qué sucedería? Expondría su vida generando accidentes, ganándose reprimendas, multas… En un caso, así como el supuesto, ¿habría alguien capaz de decir: ¿Si existiera alguna autoridad estas cosas no sucederían? ¿Esto prueba que no existe nadie que nos gobierne, ni a quien le interesemos? Creo que eso sería una locura ¿verdad? Sin embargo, los seres humanos, desprecian las leyes divinas y las incumplen arruinando sus vidas y las de los demás, y cuando les pasa algo malo, dicen: “Si Dios existiera, estas cosas tristes no pasarían…” ¡Eso es ridículo!
Las cosas malas y tristes pasan, no porque Dios no exista, sino a causa del pecado, que hace que los hombres dejando de lado a Dios, vivan en rebelión y desobediencia sufriendo luego las consecuencias.
Continúa en la parte (2)
Pensamientos para reflexionar
