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“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:11-13)
Lamentablemente, muchos creyentes han sido mal evangelizados y discipulados. Hay a quienes se los ha ganado para la iglesia, en lugar de haberlos ganado para Cristo. Luego, en ese ambiente, si creyeron en Jesucristo, fueron salvos, y como el que es de Dios, la palabra de Dios oye, ellos buscaron saber más acerca de Dios leyendo la Biblia y crecieron. Otros, en cambio, solo aceptaron lo que le dijeron, y como lo que se les dijo no era correcto, no crecieron. Esa clase de personas, no tienen la nobleza de los Bereanos, que escudriñaban cada día las Escrituras, para ver si las cosas eran así. (Hechos 17:11) Por eso están llenas de dudas.
Recordemos siempre: Si no creemos simplemente lo que dice Dios, creeremos lo que dice el hombre, pero del hombre solo recibiremos confusión y ruina.
A veces, se oye orar en público con mentalidad carnal, los cuales toman como un gesto de humidad pedirle a Dios que los perdone, que acepte sus oraciones, que los ayude a ser aceptados, etc. Expresiones que ofenden a Dios. Pues si somos hijos de Dios nuestros pecados están perdonados y nuestras oraciones y entrada al cielo están aseguradas en Cristo. Por lo tanto, una oración incorrecta, manifiesta que no ha sido producida por el Espíritu Santo, que es quien nos da testimonio de que somos hijos de Dios y nadie nos puede quitar ese privilegio.
Pensamientos para reflexionar
