“Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:3)
Un antiguo coro decía: “Obedecer y confiar en Jesús es la regla marcada para andar en la luz”.
Saúl, había desobedecido a la voz de Dios y trató de justificarse, como si el fin justificara los medios, y la desobediencia no fuera tan grave, en tanto y en cuanto sea para servir a Dios. ¡Fatal error!
Saúl fue desechado por eso “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación” (1 Samuel 15:22,23)
¡Esto es solemne! En cualquier área de nuestra vida cristiana podríamos obrar de manera similar, creyendo que, si al fin y al cabo, algo nos ayuda a servir mejor al Señor, no importa si no se ajusta mucho a lo que se nos dice en la palabra. Como si los creyentes podríamos manejarnos a nuestro arbitrio, sin prestar atención a cómo debemos conducirnos en la Casa de Dios, buscando solo nuestra conveniencia y satisfacción.
¡Cuidado! Nuestro servicio, nuestra adoración, nuestra vida, todo debe ser para la gloria de Dios. Y para que así sea, debe ser conforme a la voluntad de Dios, revelada en Su Palabra.
Pensamientos para reflexionar
