NO TENGO MAYOR GOZO QUE ESTE

“Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También a mí se me alegrará el corazón.  Mis entrañas también se alegrarán Cuando tus labios hablaren cosas rectas” (Proverbios 23:15,16)

“Mucho se alegrará el padre del justo, Y el que engendra sabio se gozará con él” (Proverbios 23:24)   


Durante el siglo XIX, en una conversación entre dos personas, una de ellas, viendo la erudición de la otra, dijo: -¡Qué importante es estudiar! ¡Yo  sería capaz de ir a picar piedras con tal de asegurarle una carrera a mi hijo!-

El erudito, que era un fiel cristiano, le respondió: -Yo preferiría que mi hijo picara piedras, con tal de que sea un hijo de Dios-

Todos nosotros nos gozamos y celebramos los triunfos de nuestros hijos. Es natural que así sea, pero, no debemos olvidar que los logros terrenales son relativos. “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36)

El Apóstol Juan decía: “No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Juan 1:4) Y cuando pensamos las cosas como cristianos, decimos lo mismo: No hay gozo mayor que ver a  nuestros hijos andando en la verdad.

Los hijos nos son confiados como le fue confiado Moisés a su madre, a quien se le dijo: “Críamelo y yo te lo pagaré” (Éxodo 2:9)

Los tenemos con nosotros por un poco de tiempo solamente, para criarlos para el Señor. No podremos convertirlos a la fuerza y llegará quizás el momento en el que no podamos hacer mucho más por ellos; pero, siempre podremos seguir orando por su conversión.


Pensamientos para reflexionar

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