
¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. (Isaías 8:20)
“Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito” (1 Corintios 4:6)
El apóstol Pablo, le enseñaba a los corintios a no idealizar a los predicadores. El mismo se presentaba con Apolos como siervos de Dios, aclarándoles que no piensen acerca de ellos ni vayan más allá de lo que está escrito (1 Corintios 4:6)
Este principio de no ir más allá de lo que está escrito, es algo que debemos tener siempre presente. Muchos por ir más allá dándole rienda a la imaginación, enseñaron que el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal era una manzana. Que el pez que tragó a Jonás era una ballena o que los magos que fueron de oriente a ver al Señor y de los cuales habla el evangelio de Mateo, no eran magos sino tres reyes y hasta le pusieron nombres… ¡Cuidado! no vayamos más allá de lo que está escrito.
Esta advertencia no es solamente para quienes por falta de conocimiento bíblico imaginan las cosas, sino también para quienes conociendo las Escrituras se ven tentados a discutir las verdades bíblicas haciendo grandes planteos que finalmente llevan a justificar sus pensamientos yendo más allá de lo que está escrito.
Recordemos siempre que lo que dice la Biblia es la revelación que nos ha sido dada, por lo cual, la correcta interpretación bíblica es a la cual llega toda persona por el Espíritu, y no el privilegio de unos pocos que conocen ciertas cuestiones.
Pensamientos para reflexionar