LAS COSAS DE DIOS COMO UN AMULETO

“Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres. Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos” (1 Samuel 4:2,3)


Cuando las personas no son conducidas por el Espíritu Santo, son impulsadas por la fuerza carnal, la cual no tiene dificultad en buscar recursos divinos, pero, mal, fuera del pensamiento de Dios. Esto se ve, por ejemplo, cuando se usa la Biblia como un fetiche, o la oración como un talismán. Así, cosas santas y buenas, no pueden brindar un servicio efectivo.

Hubo un momento, en que Israel estaba viviendo un mal estado espiritual. El sacerdocio estaba en ruinas, la Palabra de Dios escaseaba y no había visión con frecuencia. En lugar de preocuparse por esa situación y buscar a Dios humillándose en su presencia, como las cosas no le salían bien, pensaron que la solución estaba en llevar a la batalla el arca de Jehová consigo, como si llevarán un amuleto por el cual obtendrían la victoria. Pero Dios les hizo ver su desacierto. Fueron vencidos y el arca terminó en manos de los Filisteos (Véase 1 Samuel 4)

Esto nos deja una gran enseñanza. No se deben tomar las cosas de Dios como cábalas supersticiosas. No era cuestión de llevar el arca, sino de reconocer sus pecados delante de Dios. No se trata de orar, ni como muchos creen de ir y tomar la Cena del Señor para hallar gracia delante de Dios. Sino volvernos a Dios en arrepentimiento y confesión, confiando en que, si lo hacemos, Dios será grande en perdonar.


Pensamientos para reflexionar

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