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“Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos” (Génesis 22: 6-8)
“Vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29)
La Salvación es de Dios. Así lo atestigua la Palabra. (Salmo 3:8 Jonás 2:9) Es Dios quien la provee para el hombre pecador y necesitado que no encuentra ni tiene salvación por sí mismo. Dios el proveedor es un rasgo distintivo del nombre de Dios, a quien encontramos en la Biblia como Jehová-Jireh. (Génesis 22.14)
¡Qué cuadro más maravilloso! En aquel pasaje vemos a Abraham y a Isaac su hijo, yendo hacia monte del sacrificio. “Y dijo Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos” (Génesis 22:7,8)
¡Qué escena que nos toca el alma! El Padre y el hijo haciendo el camino juntos en la voluntad de Dios. Y Dios finalmente proveyó un cordero para el holocausto.
¡Qué hermosa figura que nos habla tan elocuentemente del Señor Jesús, el Unigénito del Padre! Allí estaba la leña, como para el Señor, el madero. El fuego y el cuchillo prestos, los cuales nos hablan del juicio en el fuego y de la paga del pecado que es muerte reflejada en el cuchillo para la inmolación. Y ¡Dios proveyó en Cristo el cordero para el holocausto! ¡Gloria sea a Su Nombre por la eternidad!
Pensamientos para reflexionar
