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El sufrimiento de los incrédulos
“¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado” (Lamentaciones 3:39)
“Toma ahora la ley de su boca, Y pon sus palabras en tu corazón. Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; Alejarás de tu tienda la aflicción” (Job 22:22,23)
Las disciplinas de parte de Dios, no tienen por objetivo castigar a quien pecó, pues la justicia de Dios ya se vio satisfecha en su Hijo Jesucristo, quien pagó por nuestros pecados (2 Corintios 5:21) Sino que pueden tener un sentido preventivo o corrector, pero siempre restaurador, para que caminemos en su comunión con una vida como corresponde.
Dios disciplina a los suyos, más, cuando vemos sufrir a quienes viven en la incredulidad, tampoco pensemos que sufren porque Dios los está castigando, sino que simplemente sufren, porque el amo cruel que los gobierna y los usa, es un ser despiadado, que sin contemplación los lleva a la ruina.
Cuando la gente mala sufre, algunos le aplican también el dicho: “Dios castiga sin palo y sin rebenque” Pero no es así. Los pecadores como los creyentes, también muchas veces sufren naturalmente, siendo igualmente, víctimas de lo que se sufre en la tierra a causa del pecado. Y Dios que permite que les suceda esas cosas, trabaja sus corazones, buscando que, de esa manera, los hombres reflexionen y se vuelvan atrás de sus malos caminos.
Tengamos siempre presente: Habrá un momento en que todos los que rehúsan creer en Cristo serán castigados por sus pecados. Pero hoy, Dios no está ocupado en ese sentido juzgando al mundo, sino llamando a los pecadores al arrepentimiento para que sean salvos por medio de Jesucristo.
Pensamientos para reflexionar
