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“No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal” (Proverbios 4:27)
“Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación, No te sobrevendrá mal, Ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, Que te guarden en todos tus caminos” (Salmo 91:9,10,11)
El creyente dirigido por el Espíritu podrá pasar por muchas pruebas, pero en todas ellas sentirá el aliento del Señor a su lado, ayudándolo a soportar lo que fuese. Lo que siempre debemos evitar, es estar en el lugar equivocado, al cual hemos sido llevados por nuestro espíritu y no por el Espíritu de Cristo, porque allí, seguramente haremos malas experiencias.
El rey Josafat temeroso de Dios, por haber ido a visitar al malvado rey Acab, se vio participando de una lucha que no era la suya y casi pierde la vida. (2 Crónicas 18)
Pedro, el apóstol decidido por Cristo, llegó a sentarse en la silla de los escarnecedores la noche que Jesús fue entregado, y por haber estado donde no debía estar, terminó negando al Señor. (Mateo 26:57-75)
El apóstol Pablo habiendo logrado lo que tanto deseaba, que era llevar la ofrenda de las iglesias gentiles a los cristianos de Jerusalén y ver a sus compatriotas, terminó enredado en una situación engorrosa, pero evitable, con hombres que debían purificarse y cumplir un voto según la ley y fue apresado en el Templo (Hechos 21: 17-31)
Recordemos siempre la advertencia: No estemos nunca en donde no nos corresponde estar, pues allí, terminaremos luchando las batallas que son nuestras, como Josafat. Negando al Señor como Pedro, o mezclado en situaciones de religión que, como cristianos no corresponden a nuestra vocación celestial.
Pensamientos para reflexionar
