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(Léase el relato de 2 Reyes 5)
¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas? Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve” (2 Reyes 5:26, 27)
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición” (1 Timoteo 6:9)
La curación de Naamán y la actitud de Giezi, nos presentan una gran enseñanza
En esos tiempos, la lepra era una enfermedad incurable, por ello, simbólicamente, en las Escrituras, representa al pecado incurable que termina con el hombre, al cual solo solo puede salvar Dios.
El varón de Dios, en ese momento, Eliseo, es una figura de nuestro Señor, el varón de su consejo (Isaías 46:11) a quien debe acudir el pecador perdido para ser limpio. Eliseo tenía un siervo llamado Giezi, el cual debía servir en la causa, desinteresadamente, tal como se nos enseña a nosotros. “ Sanad enfermos, limpiad leprosos… de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8) Sin embargo, viendo Giezi que Naamán quería aportar algo por su curación, pensó, tal como lamentablemente, se piensa actualmente en algunos medios cristianos, y es, en que no estaría mal pedir algo, ni tener algo de ganancia por el favor hecho. Y allí pecó…
Eliseo, le recriminó su acción y condenó ese mal de una manera solemne. La lepra de Naamán quedó pegada a Giezi y a su descendencia para siempre.
Eso es terrible, pues Giezi representa a los siervos del Señor, por lo cual podemos ver también en nuestros días, que muchos de aquellos que dicen servir a Dios, muestran la lepra en su servicio, debido a su interés material.
Líbrenos el Señor de tomar la piedad como fuente de ganancia.
Pensamientos para reflexionar
