EL ABANDONO DE LAS CUESTIONES ÉTICAS Y MORALES

“¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos Contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, Y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; El Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, Y los turbará con su ira…  Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira” (Salmo 2:1-5 y 12)


Siempre los seres humanos se mostraron reacios ante la mención de gracia de parte de Dios, cuando se aclara que gracia es ese favor de Dios que se nos otorga inmerecidamente, pues no quieren sentirse incapaces e inútiles, sino ganarse las cosas para probar su valor. Pero, con todo y con eso, antiguamente, la gente hacía gala de su “buena conducta”, de tal manera que se debía enfatizar mucho en que la salvación no era por obras, ni por ser buenos ante el parecer humano. Sino por la fe en Jesucristo, “para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8)   Hoy muy pocos se glorían por portarse bien, sino más bien, espuman su propia vergüenza. Alardeando y confesando abiertamente lo que debería avergonzarlos. (Judas 1:3)

Las personas se jactan de sus transgresiones a las leyes divinas y más aún, se erigen como sus propios dioses dictaminando lo que está bien y lo que está mal según su propio parecer, exigiendo luego que los demás, no solo lo toleren, sino que lo acepten y piensen de la misma manera.

Dios dice en su Palabra que cuando el hombre se revela así. “El que mora en los cielos se reirá” (Salmo 2:4) Y luego los juzgará en su momento por esas cosas.

Por eso, este es el momento de buscar a Dios. De dejar de hacer lo malo, de arrepentirse y recibir a Cristo como Salvador.


Pensamientos para reflexionar

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