“Hazles entender el diseño… sus configuraciones, y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra” (Ezequiel 43:11)
Como conclusión, vemos que la Biblia enseña que debemos sobreedificar sobre el único y verdadero fundamento que es Jesucristo. Un trabajo modesto, pero, sin embargo, para la gloria de Dios.
El mundo intenta edificar sobre otros fundamentos que se desploman, sin estabilidad y eso, porque sin Cristo, el bien, el amor, la hermandad, la paz… son solo utopías.
Y vemos, que a pesar de edificar sobre el único fundamento puesto por Dios, debemos hacerlo como lo indica la Palabra, no con cualquier material, sino con los aprobados.
Muchas “Iglesias” se jactan de sus trabajos multitudinarios, de millares en sus membresías etc. Sin embargo, todo eso debe pasar por el juicio escudriñador de Dios, que es como fuego que prueba lo inalterable y consume lo perecedero. ¿Qué quedará luego de eso? Dios lo sabe. Lo que podemos decir, es que: lo que produjo Dios por su Espíritu y su Palabra en los corazones permanecerá. Y lo que produjo el hombre por sus propios medios: manipulación, falsas promesas o cosas así, no.
“Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada” (Mateo 15:13)
Un día los verdaderos cristianos nos presentaremos ante el tribunal de Cristo. Allí será recompensada nuestra labor, o sufriremos pérdida. Allí se apreciará la calidad de lo que hemos hecho. Y tengamos por cierto que un poco de oro, valdrá más que toneladas de hojarasca.
Pensamientos para reflexionar
