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“Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi reprensión no quisisteis” (Proverbios 4:24,25)
“¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!” (Lucas 13:34)
“Se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tesalonicenses 2:10)
Los seres humanos presentan toda clase de excusas para justificar su falta de fe y relación con Dios. Algunos argumentan no poder tener fe, otros piensan que han nacidos predestinados para la perdición, otros directamente niegan la existencia de todo, pues piensan que lo que niegan no existe y así momentáneamente tranquilizan sus conciencias. Sin embargo, Dios existe y eso no cambia. Dios trabaja el ser interior de las personas para que comprendan y da la fe para que puedan creer a quienes lo escuchan, pues no ha predestinado a nadie para que se pierda, porque Dios no nos ha destinado para la ira, sino para alcanzar la salvación, por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:9 V. Mod) Dios quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. (1 Timoteo 2:4)
Por tal motivo, quienes pasan a la eternidad sin Dios, están perdidos. No deben esperar el día del juicio final para saber cual será su suerte, pues la Biblia lo dice claramente “el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18) Pues ha rehusado creer en el salvador, desechando la gracia de Dios. (Juan 3:36)
Que nadie que lea esta meditación olvide que Dios está trabajando su corazón para que crea en Cristo y para que, creyendo, tenga vida eterna.
Pensamientos para reflexionar
