DIOS ESPERA UNA RESPUESTA DE CORAZÓN

“Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro” (Oseas 5:15)


Dios no fuerza a nadie, él siempre espera una respuesta de corazón para poder bendecirnos. Debemos responder a los deseos del corazón de Dios,  por amor, no por fuerza, ya que él, a pesar de trabajar en nosotros incansablemente por medio de su Espíritu, no se impone ni fuerza a nadie.

Al que se encuentra alejado, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos” (Efesios 6:2) cargando con los pecados que lo condenan, el Señor le dice: “Dame hijo mío tu corazón” (Proverbios 23:26) He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20)

El Señor quiere salvarlo, pero no fuerza la puerta, ni toma por violencia aquello que espera que le entreguen voluntariamente.

Lo mismo sucede cuando quiere bendecir a los suyos. A pesar de querer bendecirlos quiere que los suyos reaccionen y también lo deseen.

En el camino a Emaús el Señor “hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse…” (Lucas 24:)

Cuando Jacob luchó con el ángel de Jehová en Peniel, El varón de Dios le dijo: “Déjame, porque raya el alba…, Y  Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices” (Génesis 32:26)

Si el varón  hubiera querido irse sin bendecirlo, lo hubiera hecho sin necesidad de pedírselo.


Pensamientos para reflexionar

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