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“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1)
“Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor” (1 Corintios 1:9)
Los seres humanos, a causa del pecado, no tienen comunión alguna con Dios. La única manera de revertir eso, es creyendo en Cristo y recibiéndolo como único y suficiente salvador. Por lo general, esto no se quiere aceptar. Sin embargo, es así. Las dos única maneras en la que el hombre luego del pecado podría tener comunión con Dios, sería, como alguien dijo, rebajando la santidad de Dios hasta el nivel de inmoralidad del hombre, o elevando la moral del hombre al nivel de la santidad de Dios… Lo primero es imposible, porque Dios es santo desde su misma esencia, y en él no hay mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17) Lo segundo es posible, solamente a la manera de Dios, es decir recibiendo la salvación en Cristo Jesús. Allí sí, el hombre en Cristo, acepto en el Amado (Efesios 1:6) tiene una moral que ya no es la natural, humana y terrena, sino la de Cristo en él por eso puede tener comunión con Dios.
Notemos bien que, todo esto sucede para los que están en Cristo Jesús, no para los que practican una religión y cumplen con las ordenanzas cristianas, pues todo eso se puede hacer sin ser salvo.
Para gozar esa vinculación con Cristo y estar en Cristo Jesús, se requiere haber aceptado que Cristo ocupó nuestro lugar sustitutoriamente en la cruz del calvario, donde murió por nuestros pecados.
Pensamientos para reflexionar
