
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)
”Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16)
La justificación por la fe, es un aspecto de la salvación, realmente maravilloso.
En nuestro lenguaje cotidiano, utilizamos el término “justificado” de manera distinta a como se menciona en la Biblia tocante a la salvación. Veamos algunas aristas más sobre tan interesante tema.
Comúnmente, si alguien hace algo malo, pero se vio forzado a hacerlo, su acción está justificada. Quien no asiste a su trabajo, o sus estudios por enfermedad, necesita una constancia médica para justificar su inasistencia… En esos casos, la persona, es vista como quien hizo algo anormal, pero no es sancionada, porque está justificado en su accionar. La justificación en el sentido que la aplica Dios, es distinta, pues Dios justifica al creyente, no a lo que éste hizo. La persona que cree en Jesucristo, es limpia de todos sus pecados y ya no se la puede imputar legalmente por las cosas cometidas .Es vista completamente limpia, como si nunca hubiese pecado. Se la declara inocente, es justificada ya no culpable, pues se la considera justa pues está cubierta por la justicia de Cristo. Y así, como a Cristo, no se le puede imputar ninguna falta, tampoco se les puede imputar a aquellos que han sido justificados en su sangre. Por eso, los creyentes, tenemos paz para con Dios. Porque Dios nos como si nunca hubiésemos pecado, y no como pecadores que habiendo obrado mal estuvieron justificados en su accionar.
Pensamientos para reflexionar