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“Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22)
“Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma… Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Isaías 55.3 y 6)
Todos los hombres necesitan la conversión. Necesitan volverse a Dios, pues el pecado los ha alejado completamente de su creador. Alejados de Dios que es luz, se encuentran en tinieblas. Sin saber a dónde van, porque las tinieblas han cegado sus ojos. (1 Juan 2:11) Y se guían por su parecer, apreciaciones y gustos; pues si algo les gusta, aunque sepan que les hace daño, no dejan de hacerlo y siguen tras eso.
Evidentemente, ellos necesitan a Cristo, pero, lamentablemente, muchas veces se les predica solamente una religión, o se le ofrece “una iglesia” en lugar de presentarles el evangelio de la salvación (Efesios 1.13) Durante siglos se dijo: “Sin iglesia no hay salvación” Pero es un error. Sin salvación no hay iglesia, y la salvación solo se obtiene por gracia mediante la fe, sobre la base del sacrificio de Cristo hecho una vez para siempre. “Porque en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12)
La salvación no se logra por medio de cosas buenas que podamos hacer, esfuerzos personales para mejorar, ni por penitencias ni ofrendas; pues no es por obras, para que nadie se glorie (Efesios 2:9) Sino que se ofrece a todos aquellos que aceptan el testimonio de Dios acerca de ellos mismos, y creen en Cristo como su único y suficiente Salvador personal.
Pensamientos para reflexionar
