
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isaías 41:10)
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jeremías 33:3)
Recuerda siempre esto: Si eres un hijo de Dios, no estás solo, ni nunca lo estarás, porque no hay nada que pueda separarte del amor de Dios que es en Cristo Jesús (Romanos 8:39)
Así lo dijo el Señor.” He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20) Bien es cierto que a veces, las circunstancias que vivimos, nos eclipsan esa visión, pero el Señor sigue estando, aunque no lo veamos. El Salmista decía: “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí” (Salmo 40:17) Es decir: El Señor me tiene en cuenta. Él Señor conoce y ve lo que estoy pasando. Solamente, que, para verlo y sentirlo, debemos focalizar nuestro corazón de una manera especial en él, fuera de todo lo que nos apremia y aflige.
El Señor dijo: no te desampararé ni te dejaré (Hebreos 13:5) Y a pesar de las situaciones tristes que experimentemos, él estará allí con nosotros, porque permanece fiel.
Pablo dijo: “En mi primera defensa, todos me desampararon, pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas” (1 Timoteo 4:17)
Levantemos los ojos al cielo buscándole en oración. Si sufrimos porque el pecado nos ha alejado, confesémoslo sinceramente. Si es a causa de las circunstancias de la vida, oremos. Él jamás abandona a los suyos.
El Señor siempre está. Él tiene el control y todas las respuestas.
Pensamientos para reflexionar