Todos los escritos
“¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos…” (Isaías 55:20,21)
Dios dice en su Palabra: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!” (Isaías 55:20) Y esto es terrible. Esta sentencia manifiesta cuán torcido está el corazón del hombre sin Dios…
Decimos esto, pues, nadie llama bueno a lo malo y se perjudica con ello a sabiendas. Sino que es la perversión ocasionada por el pecado, la que hace que los hombres tomen como bueno, cosas que no son buenas, y que, a las cosas buenas, como son las cosas de Dios, las desechen y no encuentren en ellas ningún atractivo. Y esa condición pecaminosa es terrible.
Pervertir es perturbar el orden de las cosas, y es justamente lo que ocasiona el pecado en la mente del hombre. Esto es algo que lo sufrimos todos, la diferencia es que ahora como creyentes hemos sido regenerados, hemos recibido una nueva naturaleza y ahora tenemos otra mentalidad (1 Corintios 2:16) Pero debemos tener cuidado, pues cuando no somos dirigidos por el Espíritu Santo. Cuando le damos cabida a las cosas de la carne y contristamos y apagamos al Espíritu, prontamente nos dejamos llevar por la carne y sus propias apreciaciones, y allí, pecamos igualmente que los inconversos, llamando a lo malo, bueno.
No dejemos que nada nos aparte de Cristo, guardándonos de toda especie de mal, para no contristar al Espíritu y poder ver las cosas tal como son.
Pensamientos para reflexionar
