
“El que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció” (2 Pedro 2:19)
Libre, no es aquel que dice que hace lo que quiere, sino quien hace lo que debe, y obra, no impulsado por instintos naturales, deseos desordenados del pecado etc. que lo gobiernan.
El hombre nace en la esclavitud del pecado, por eso quien no tiene a Cristo, no es libre. Esto ofende a quienes no quieren reconocerlo, pero así lo declara Dios: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36)
El hombre, que desobedeciendo, comió del árbol de la ciencia del bien y del mal; cayó en la esclavitud del pecado que ahora lo domina. Se propone hacer el bien y no puede, y sabiendo lo que es malo no puede evitar hacerlo (Romanos 7:14 al 20)
Sin Cristo no hay libertad, aunque el hombre natural crea todo lo contrario. Porque Cristo es la verdad y la verdad no esclaviza, libera.
“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32)
Al desconocer la verdad, se cree la mentira; se la toma por cierto y se la defiende a ultranza. Defenderla, aunque de manera noble, no la convierte en verdad; sino que los conduce como por los pasillos falsos de un laberinto, a un callejón sin salida. (Proverbios 14:12)
Ahora es el momento de aceptar a Cristo y ser libre. Luego podría ser demasiado tarde.
(2 Corintios 6:2)
Pensamientos para reflexionar