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“¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios, o sólo a vosotros ha llegado? Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor” (1 Corintios 14:36,37)
A la luz de la Biblia, el tema es claro. Algunos piensan que, si la mujer no puede ser la líder espiritual, ni la pastora de una congregación, entonces está relegada en todo. Y no es así. A las mujeres, por ejemplo, se les insta a enseñar a otras mujeres (Tito 2:4) A enseñar a los niños, a hablarle de parte del Señor a los necesitados, etc.
Algunos argumentan, que cuando Pablo dijo que a las mujeres no les era permitido hablar, estaba diciendo que no les permitía que charlasen e hicieran ruido, no que predicaran en las reuniones de Iglesia. Ese pensamiento es erróneo. La palabra hablar, que se utiliza allí, no es la misma que para charlar. Y esto, está bien evidenciado en el idioma original del texto. Por lo tanto, debemos alentar a las mujeres creyentes a que sirvan al Señor, pero en obediencia y con los dones que el Señor les haya dado. Recordemos que cuando Moisés golpeó la peña dos veces, desobedeció a lo que Dios le había mandado, y eso fue tan grave que le costó poder entrar en la tierra prometida. Sin embargo, igualmente brotaron aguas en abundancia que era lo que todos necesitaban. (Véase Números 20:1-20)
Esto nos enseña que para saber si algo es correcto doctrinalmente, no debemos mirar si brotan bendiciones. Si no, si es conforme a lo que Dios dice.
Pensamientos para reflexionar
