LA SALVACIÓN REQUIERE DEL TRABAJO DIVINO EN EL PECADOR INSENSIBLE

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna… El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:16,36)


Algunos piensan que la salvación de Dios, es algo sencillo, pues interpretan que se trata de un simple asentimiento de parte de quienes escuchan la Palabra, los cuales al decir que están de acuerdo, pasan de la muerte a la vida siendo salvos para siempre.

Debemos decir que la salvación lleva un trabajo mucho más profundo, pues, para que los seres humanos sean salvos, necesitan sentirse perdidos. Y para sentirse perdidos, necesitan estar convencidos de que son pecadores, sin poder hacer nada por sí mismos para salir de esa situación. Esto los hará reconocer la necesitad que tienen de un salvador. Pero, para que las personas se reconozcan pecadores verdaderamente, necesitan que Dios trabaje en ellos por su Espíritu, para un pleno convencimiento (Juan 16:8) y abra sus corazones para que estén atentos a lo que la Palabra dice (Hechos 16:14) De esa manera, desecharán todo cuanto en hayan creído otro momento y estarán de acuerdo con Dios y listos para aceptar que Jesucristo es el Salvador.

Que Dios intervenga y trabaje los corazones de los pecadores perdidos, no quiere decir que Dios salve a algunos a la fuerza. Si no, que debido a la insensibilidad que existe en esa muerte espiritual en la que se encuentran los hombres por naturaleza, para ser salvos, necesitan ser energizados por Dios y despertados a la realidad, para sentirse perdidos y ese estado entregarse a Cristo.  


 Pensamientos para reflexionar

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