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“Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul. Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos” (Números 15:38,39)
Dios había ordenado por medio de Moisés que los hijos de Israel pusiesen franjas en sus vestidos y en ella un cordón de azul, para que al verlo, recordaran los mandamientos y los cumplieran y no fueran tras el deseo de sus ojos. Números 15:38, 39)
En estas cosas que están escritas para nuestra enseñanza (Romanos 15:4) Y ¡qué importante es experimentar esta verdad que tenemos enseñada en el libro de Números!
El azul, lo vemos utilizado en el Antiguo Testamento en el Tabernáculo, hablándonos de lo que es celestial. Por ejemplo, así como el lino fino se refiere a Cristo, pues, lo resalta en su humanidad y sus acciones justas (Apocalipsis 19:8) y la púrpura lo presenta en su realeza. El azul lo describe como el hombre que descendió del cielo. (1 Corintios 15:47) Y para nosotros, lo mismo. El azul que habla de nuestra posición celestial, es lo que Dios quiere que se vea en nuestro testimonio
Por eso el cordón azul nos recuerda constantemente que somos personas celestiales y espirituales y ya no carnales y terrenales. Y el creyente al recordar esto, responderá naturalmente cumpliendo lo que Dios dice por medio de su Palabra. Ya no correrá tras el deseo de sus ojos buscando las vanidades, ni será conducido por su parecer, transigiendo muchas veces porque todos lo hacen, sino que se conducirá como un hijo de Dios.
Pensamientos para reflexionar
