
“Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?” (Romanos 9:20)
“¿Es sabiduría contender con el Omnipotente? El que disputa con Dios, responda a esto” (Job 40:2)
“Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; Y por ello te vendrá bien” (Job 22:21)
Muchos dicen: ¿Dónde estaba Dios cuándo yo sufría? Si Dios existe, ¿por qué permite que pasen cosas malas?…
La respuesta es sencilla. Dios estaba cerca de ti cuando tú sufrías, esperando que te volvieras a él y lo dejaras intervenir. Dios siempre estuvo cerca y aún lo está, lo que pasa es que tú no quieres saber nada con él. ¿Cuándo pasan cosas malas y desagradables, cuestionas su existencia? No lo hagas. Vivir sin Dios en los pensamientos y culparlo cuando pasen cosas feas, no es justo.
¿Cuándo te despiertas cada mañana, le agradeces a Dios por un día más de vida? ¿Cuándo te sientas a comer le agradeces porque eres de los privilegiados sobre el planeta que tiene alimentos en su mesa? ¿Cuándo debes tomar decisiones, piensas en hacer lo correcto ante los ojos de Dios y le consultas? Si viviste siempre sin hacer nada de esto, rodeado de gente que vive de la misma manera o aún peor, ¿Te sorprende cuando alguien procede mal o suceden cosas que no deberían? Piénsalo, nada sería como es, si los hombres se reconciliaran con Dios y vivieran en obediencia. Pero, lamentablemente, Dios no tiene lugar en sus vidas y eso, trae consecuencias.
Se dice que uno puede hacer lo que quiera, pero lo que no puede es evitar las consecuencias. No culpes a Dios por el mal, sino vuélvete a él para bien.
Pensamientos para reflexionar
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