CONGREGARSE

“Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:24,25)

“Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras” (1 Tesalonicenses 4:18)


Alguien, hablando acerca de la necesidad de congregarse, dijo que los creyentes somos como leños ardientes que separados del resto, van perdiendo el ardor, se cubren de cenizas y finalmente se consumen o apagan sin mucha efectividad. Y debemos reconocer que es un buen ejemplo, pues es realmente lo que nos pasa.

El Señor Jesús murió para congregar en uno a todos los hijos de Dios que estaban dispersos (Juan 11:52) Y la Biblia dice claramente que es una bendición poder congregarnos con quienes tenemos la misma fe y esperanza. “Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía… Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna” (Salmo 133:1 y 3)

Los creyentes, además, tenemos la necesidad de estar juntos. De edificarnos mutuamente. “Hierro con hierro se aguza; Y así el hombre aguza el rostro de su amigo” (Proverbios 27:17) De alentarnos y compartir con aquellos que al tener nuestra misma naturaleza son quienes nos entienden mejor “Porque los mismos padecimientos se van cumpliendo en nuestros hermanos en todo el mundo. (1 Pedro 5:9) Por eso, no debemos dejar de congregarnos en torno al Señor al Señor Jesús.

Pensemos en esto, y tomemos fuerzas para salir a buscar a aquellos que han dejado de congregarse. Que se detuvieron en el camino, o cayeron y necesitan ayuda. “y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25)


Pensamientos para reflexionar

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