
“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6)
Es de importancia vital mantener la verdad en cuanto a Jesucristo, como Dios y hombre
Porque “El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12)
“Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres…” (Romanos 5:18)Y como: “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque” (Eclesiastés 7:20) “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, Ni dar a Dios su rescate (Salmo 49:7 y 8)
Por eso apareció Jesús, el Hijo de Dios. Nacido de mujer, pero, sin pecado.
Él participó de la naturaleza humana del hombre, no de la naturaleza pecaminosa que tenemos todos, heredada de Adán, luego de la caída. Y así, en la condición de hombre, se presentó por nosotros como nuestro Sustituto; sufriendo en sí mismo, el juicio por el pecado correspondiente a los hombres.
Ningún otro podía hacer eso, pues todos son pecadores. El único sin pecado es Dios.
Jesús pudo hacerlo, pues, es Dios y es Hombre.
Se necesitaba que fuera Dios para ser sin pecado, y hombre, para poder pagar por el hombre.
Esto, únicamente se encuentra en la persona de nuestro Señor Jesucristo; por eso, en ningún otro hay salvación. (Hechos 4:12)
Pensamientos para reflexionar