“La comunión íntima de Jehová es con los que le temen” (Salmo 25:14)
“Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; antes se fueron tras la imaginación de su corazón… He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel” (Jeremías 9:13-15)
Todos los días tomamos decisiones. En cada esquina del camino de la vida, debemos tomar una decisión porque se presentan otras alternativas. Sin embargo, los cristianos que caminamos con Cristo, sabemos que nuestras decisiones deben ser tomadas conforme a su voluntad. Entonces, todo lo que decidimos, sabemos que lo debemos hacer, llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. (2 Corintios 10:5) Esa es la base del éxito y la felicidad espiritual.
Al que dice ser un hijo de Dios, pero decide sin importarle la voluntad de Dios, le debemos preguntar: ¿Vale la pena dejar a Cristo para seguir adelante con lo que has decidido? Debes saber que no hay nada, ni nadie que valga la pena, si nos hace dejar a Cristo.
Si por un novio, o una novia, un trabajo, una profesión, un hobby o lo que fuese, debes dejar a Cristo de lado, no lo dudes. No vale la pena. Muchos se autoengañan pensando que finalmente no dejan a Cristo. Pero, no nos engañemos: Hay lugares a donde Cristo no entra, y caminos en los cuales Cristo no nos acompaña. De más estará luego reclamar en oración que Dios nos bendiga, pues su voluntad era que nunca hiciéramos ese camino. Pues, allí, estamos por haber hecho nuestra voluntad independientemente de Cristo. Y, ahora, si nos damos cuenta que hemos obrado insensatamente, debemos volvernos atrás en arrepentimiento, confesando nuestro pecado.
Pensamientos para reflexionar
Todos los escritos