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“La casa y las riquezas son herencia de los padres; Mas de Jehová la mujer prudente” (Proverbios 16:14)
“Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su conducta fuere limpia y recta” (Proverbios 20:11)
La Biblia dice claramente. “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Proverbios 31:30) También habla acerca del hombre y nos hace la pregunta: “¿Hombre de verdad quien lo hallará?” (Proverbios 20:6) Y la respuesta es sencilla: Un hombre de verdad es siempre un hombre temeroso de Dios. Es quien tiene a Cristo en su corazón. Así como la verdadera mujer virtuosa, es aquella que teme a Jehová.
¿De qué valió la belleza y las virtudes de Saúl, si fue un hombre desechado por Dios por desobediente? ¿De qué valía la belleza de Dalila, una mujer filistea, ambiciosa, en cuyo corazón no había lugar para Dios? O ¿de qué servía la belleza seductora de una reina como Jezabel que se ataviaba y pintaba los ojos con antimonio, si era una mujer malvada que adoraba a los ídolos y promovía el mal sin temor de Dios?
¡Cuidado Jóvenes! Lo primero que se ve en las personas es su apariencia, pero eso no es la más importante, sino que lo más importante es su corazón (1 Samuel 16:7)
Además, cuando alguien va a comprometer su corazón uniéndose a una persona de por vida, debe recordar que Dios no bendice el pecado, y si es de Cristo, no debe unirse en un yugo desigual con los incrédulos. Pues eso sería considerado desobediencia, y solamente le acarreará dolor.
Pensamientos para reflexionar
