
“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44)
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37)
Alguien decía lo siguiente: Si hay dos hermanos, criados en la misma familia al mismo tiempo, bajo las mismas enseñanzas e influencias y uno de ellos cree en el Señor Jesús y busca las cosas de Dios y el otro todo lo contrario, y Jesús dijo: “Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44) Esto quiere decir que Dios a uno quiso salvarlo y por eso lo llevo a Cristo y al otro no…
Este razonamiento, se cae de maduro que es anti escritural y herético, pues quita la responsabilidad del hombre y la coloca en Dios, haciendo ver que ninguno de los que se pierden tiene la culpa, pues es culpa de Dios no querer salvarlos.
La Biblia dice que Dios quiere que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2:4) Y que en su amor dio su Hijo Unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda más tenga vida eterna. (Juan 3:16) Aclarando que él que rehúsa creer es quien está condenado (Juan 3:36) Por lo tanto, la responsabilidad al rehusar creer en el Hijo de Dios es exclusivamente del hombre y el pensamiento que Dios ha creado seres para condenación sin posibilidad de salvación es falsa. Pues todo aquel que acude a Cristo con fe y lo confiesa como su salvador es recibido por Dios.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar