
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna… Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:47, 53,54)
¿Por qué algunos creen en Jesús y cambian manifestando una nueva vida en Cristo y otros que dicen creer no experimentan ningún cambio transformador que indique su salvación?
Porque para que haya cambios, debe haber un poder de vida actuando, y para que haya vida, se debe tener a Cristo. Pues, “el que tiene al Hijo tiene la vida” (1 Juan 5:12) Para tener a Cristo, no es suficiente un simple asentimiento de la verdad, sino como dijo el Señor: “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Juan 6:53)
El Señor había dicho anteriormente: “el que cree en mí tiene vida eterna” (Juan 6:47) ¨Pero alguien podría pensar que con solo un creer intelectual ya es suficiente. No es así… Hace falta más, hace falta comer. Comer es asimilarlo para uno, es incorporarlo a uno. Comer del Señor, no es participar de la Cena del Señor, como muchos piensan. Sino que, comer es aceptar lo que Dios dice acerca de nuestra condición, y arrepentidos tomar a Cristo como Salvador, entregándole la vida. Esto obviamente es mucho más. Que un simple creer. Es creer, incorporándolo como nuestro Salvador, como hacemos con aquello de lo que nos apropiamos al comer.
Por eso, por falta de haber comido verdaderamente del Señor Jesús, es que hay muchos que dicen ser de Cristo y no manifiestan ningún cambio.
Pensamientos para reflexionar