
La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? (Lucas 12:16-20)
Hay quienes viven como si nunca fuesen a morir, ni a presentarse delante del Señor. Tratan de no pensar en la muerte y viven la vida como si su única responsabilidad fuese ganar dinero y progresar. Proyectan a largo plazo, sin darse cuenta de que la vida puede terminárseles en cualquier momento, como aquel hombre de los evangelios que cuando tenía todo programado para muchos años, escuchó que se le decía: “Necio esta noche vienen a pedirte tu alma” (Lucas 12:20)
David fue un hombre de Dios consciente de su camino en la tierra, por eso, cuando murió su hijito dijo: “Yo voy a él, más él no volverá a mí” (2 Samuel 12:33) Y ante su muerte dijo: “Yo sigo el camino de todos en la tierra” (2 Reyes 2:2) Consciente también de que toda persona debe estar preparado para tal viaje.
Nuestra estancia en la tierra no es el todo del hombre. Aquí solamente nos preparamos para el cielo. Dios ha deseado tener eternamente consigo a sus elegidos, y sus elegidos son los creyentes. Es en esta vida sobra la tierra que el hombre debe responder al llamamiento de Dios y confiar en Cristo como salvador para tener vida eterna. Por eso, nadie debe pasar por esta vida, pensando que es esto todo. Pues el hombre tiene una perpetuidad existencial que trasciende a su paso en la tierra.
Pensamientos para reflexionar