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“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1)
“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1.20)
Un prestigioso científico decía: La gente cree que los científicos son ateos, pero no es tan así.
Casi todo científico cree que el universo no es eterno, que comenzó en algún momento. Y muchos, aceptan que hay pruebas que el universo tuvo un inicio. Eso apoya la existencia de un Dios, pues todo lo que empieza tiene una causa.
Ahora bien, sabemos que el universo comenzó a existir y debe haber una causa detrás del universo. Entonces, la pregunta es la siguiente: ¿Qué tipo de causa puede crear un universo?’ Debe ser trascendente porque existió aparte de la creación. Debe ser atemporal o eterno porque existía antes del tiempo físico. Debe ser espíritu inmaterial, pies existía antes del mundo físico. Tiene que ser poderoso dado a la inmensidad de la creación. Debe ser inteligente por la precisión del acto creador. Debe ser bondadoso al crear un hábitat tan maravilloso para nosotros. Debe ser personal, porque decidió crear. Entonces, según sugiere la navaja de Ockham que es un principio que utiliza la ciencia y la filosofía, habría un solo creador así: Trascendente, eterno, espiritual, poderoso, sabio, bondadoso, único. Y esa descripción es la del Dios de la Biblia.
Razonar y pensar nos lleva inevitablemente ante la evidencia de la existencia de Dios, ante el cual nos debemos, quien nos espera con los brazos abiertos, ofreciéndonos la salvación por medio de Jesucristo.
Pensamientos para reflexionar
