
“Escucha esto, Job; Detente, y considera las maravillas de Dios” (Job 37:14)
“Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad” (Eclesiastés 2:22,23)
Dios dice en su Palabra: Detente, y considera las maravillas de Dios. (Job 37:14)
Vivimos tan apurados que nos viene bien esta recomendación de Dios. El hombre en la tierra vive un trajín que es como dicen las Escrituras: correr tras el viento (Eclesiastés 1:14)
Necesitamos detenernos. Bajarnos de esa vorágine y considerar las maravillas de Dios. Y eso, no solamente contemplando lo creado que es algo maravilloso y que muchas veces miramos sin ver, sino también las maravillas de Dios en sus favores diarios. En esas pequeñas cosas que él hace que sucedan y hacen nuestra vida mejor, aunque a veces en nuestro correr no nos damos cuenta sino hasta que no las tenemos y entonces las reclamamos como si Dios tuviera la obligación de dárnoslas diariamente.
Deteniéndonos a considerar las maravillas de Dios nos hará que resulte sencillo ser agradecidos, tal como se nos pide. (Colosenses 3:15) Y además, esto elevará nuestra alma a una relación más íntima con el Señor ejercitándonos en la piedad y su disfrute, lo cual tiene promesas para esta vida presente y para la venidera (1 Timoteo 4:8)
Detente y considera las maravillas de Dios… Verás como una y otra vez tus ojos se llenarán de lágrimas y sentimientos de adoración.
Dios quiere que vivamos en su comunión y deteniéndonos de todo cuanto nos ocupa tanto y considerando, lograremos disfrutar más de sus maravillas.
Pensamientos para reflexionar