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“¿Cómo, pues, se justificará el hombre para con Dios? ¿Y cómo será limpio el que nace de mujer?” (Job 25:4)
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)
Hay un cántico que dice: ¡Oh Dios! enseña al hombre el Cristo a contemplar; En Él tu amor mostraste, tu modo de salvar” (C 207 Del borde del abismo H y C) Y verdaderamente ¡cuán importante es contemplar a Cristo y aprender acerca del amor de Dios y su modo de salvar!
Aquellos que, a pesar de confesar a Cristo, no conocen el modo de salvar de Dios, no tienen tranquilidad espiritual, pues no saben en que se basa su salvación. Y si no tienen tranquilidad ni paz para con Dios, difícilmente podrán adorar, pues no están siempre predispuestos, ya que por momentos no saben en qué situación se encuentran: ¿Salvados o perdidos? Y esto es un verdadero dilema.
Hay cristianos que piensan que Dios ha elegido a algunas personas para que sean salvas y a otros los ha elegido para que se pierdan. Uno se pregunta: ¿Cómo pueden llevar el mensaje de salvación personas que piensen de tal manera?
Se requiere que quienes predican conozcan la salvación de Dios, para que quienes oigan sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4) De lo contrario, se verá obstaculizado el deseo del Padre que espera que sus hijos le adoren en espíritu y en verdad. (Juan 4:24) y se verá obstaculizado el servicio del evangelio, pues, quien no conoce el modo de salvar de Dios ¿cómo podrá predicarle a otros?
Pensamientos para reflexionar
