LA ADORACIÓN SE PERCIBE DESDE LOS CIELOS

“Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos” (Malaquías 1:11)


Contaban que durante una tormenta de nieve muy fuerte, un rescatista se accidentó y perdieron su rastro. Pasada unas horas y habiendo mermado un poco el temporal, el rescatista despertó viendo que su radio estaba rota y no funcionaba. En un primer momento, se sintió perdido, pero luego recordó que esas radios tienen un GPS de localización y que quizás, sacando y colando nuevamente las baterías, aunque agotadas darían algo de corriente al localizador. Y así fue felizmente. En el observatorio, vieron de repente titilar una señal de luz  de un sitio inhabitado, y fueron en su auxilio.

Un creyente que escuchaba esto, pensó: Así debemos ser vistos desde los cielos cuando el primer día de la semana nos reunimos para adorar. Quizás, dos o tres literalmente en algunos lugares, pero desde el cielo se percibirá esa luz anunciando que allí están los que son de Cristo haciendo memoria de él y anunciando su muerte. Y “Sus voces se juntan por miles de miles, y todas se inflaman en un mismo amor” como solemos cantar. Porque  a través de toda la tierra hay rescatados que adoran a su salvador. Y podemos estar seguros de que a toda hora, en algún punto del planeta, se encenderá una luz anunciando que allí están los salvos en adoración.

Hermanos: ¡Qué importante es estar presentes en la  reunión de adoración, respondiendo así, al deseo de nuestro Salvador!


Pensamientos para reflexionar

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