“Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice” (Isaías 43:7)
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31)
La Biblia enseña que los hijos de Dios estamos sobre la tierra para la gloria de Dios.
Es fácil comprender que alguien hace un servicio para la gloria de Dios, pero cuando se trata de cosas comunes y cotidianas como comer o beber, alguien podría preguntarse: ¿Cómo se puede comer o beber para la gloria de Dios? Viendo el contexto de ese versículo comprendemos que allí se aplica primeramente no siendo de tropiezo a nadie con las libertades que uno se toma. Ser de tropiezo era escandalizar a quienes eran débiles en la fe, haciendo cosas que algunos no podían aceptar porque pensaban que Dios las prohibía.
Para nosotros, hoy es lo mismo, debemos evitar ser de tropiezo con nuestras actitudes y eso, aunque viviendo en otro contexto, lo podemos cumplir haciendo todas las cosas para la gloria de Dios. Que en nuestro comer y beber, los demás vean que eso no es lo más importante; que lo primero en nuestra vida es Cristo. Que no son esas cosas las que nos dominan, porque lo importante, no es buscar el placer ni reclamar nuestros derechos sino agradar a nuestro Señor. Que, si trabajamos, lo hacemos sin avaricia. (Lucas 12:15, Hebreos 13:5) Para tener que compartir con los que padecen necesidad (Efesios 4:28)
De esa manera, los demás verán que los cristianos, no buscan lo suyo propio sino la gloria de Dios.
Pensamientos para reflexionar