UN PUEBLO ADORADOR

“Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará” (Isaías 43:21)

“Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos” (Salmo 145:4)

“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él (de Jesús), sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre” (Hebreos 13:15)


Dios siempre esperó de los suyos la adoración. La adoración siempre estuvo en relación con los suyos, ya sea en Israel, pueblo terrenal, o en la iglesia, pueblo celestial.

Dios envió a Moisés a decirle a Faraón que dejara ir a su pueblo a festejarle fiesta en el desierto (Éxodo 5:1) Para ofrecer sacrificios agradables a Dios se requería libertad y para poder hacerlo, era necesario no estar en Egipto, figura del mundo (Apocalipsis 11.8)

Faraón, figura de Satanás, se opone, y no quiere que el pueblo de Dios adore en familia, sin embargo, las palabras de Moisés son bien firmes. “Hemos de ir con nuestros niños y con nuestros viejos, con nuestros hijos y con nuestras hijas; con nuestras ovejas y con nuestras vacas hemos de ir; porque es nuestra fiesta solemne para Jehová” (Éxodo 10:9) y allí se establece un principio espiritual e inalterable. Camino de tres días iremos y ofreceremos sacrificios a nuestro Dios (Éxodo 5:3 y 8:27) Ese camino de tres días era lo que debían recorrer para estar separados de Egipto. Ese camino de tres días el que debe haber hecho cada persona que desea adorar con el pueblo de Dios, porque tres días son los que nos hablan de la obra de la salvación. Eran tres días los que se requerían para que el Señor terminara su obra (Lucas 13:32, 1 Corintios 15:3,4)


Pensamientos para reflexionar

www.lacuevadeadulam.com.ar  weblacuevadeadulam@gmail.om

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *