“La noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4)
“Y el Señor dijo: ¿Quién es pues el mayordomo fiel y prudente, a quien su señor pondrá sobre su familia, para darles la ración a su tiempo? Bienaventurado aquel siervo, a quien su señor cuando viniere, le hallare haciendo así” (Lucas 12:42,43)
Siempre recordamos con nostalgia los tiempos en los cuales nos convertimos a Dios. Recordamos a quienes nos hablaron la Palabra del Señor y a aquellos de los cuales aprendimos tantas cosas. ¡Qué bendición fueron en nuestra vida! Y sin duda fueron muchísimos. Personas que estuvieron muy cerca nuestro. Hermanos de la congregación, ministerios que nos proveyeron cosas para leer, audiciones de radio, programas evangelísticos y un sinfín de medios que nos bendijeron en Cristo.
Hoy miramos hacia atrás y muchas de esas personas ya no están con nosotros. Partieron y están gozando junto al Señor (Filipenses 1:23) Sin duda en cada tiempo, el Señor ha tenido a quienes utilizó grandemente dotándole de dones, facultades y por sobre todas las cosas, dándoles del amor de Su corazón para que hicieran lo que se les había encomendado.
Hoy nosotros los recordamos y damos gracias a Dios por ellos. Y nos toca hacer lo mismo. (Lucas 10:37)
Hoy es nuestro tiempo, tiempo de trabajar para el Señor. De dar conforme a nuestras fuerzas y más allá de ellas. De gastarnos en el servicio por amor al Señor y a las almas.
Un día alguien recordará que le fuimos de bendición también, pero lo más importante es que el Señor mismo nos dirá: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23)
Pensamientos para reflexionar