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“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)
“Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios 2:14,15)
La primera turbación del hombre, el primer sentimiento de pérdida de paz, lo experimentó en el huerto de Edén. Luego de haber pecado, se sintió muy mal, y todo a su alrededor también se precipitó al vacío. Luego, afectado por el pecado, lógicamente, experimentó inquietudes en todos los aspectos de su vida.
Para volver a estar en paz, se necesitó que viniera Cristo, y que reconstruyera esa paz. Que hiciera la paz, mediante su entrega en la cruz (Colosenses 1:20) Como el pecado quitó la paz, ahora Cristo quitaría el pecado, para que nada nos separara de Dios y pudiéramos gozarnos nuevamente en su comunión. “Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14)
Hay dos posiciones en la que se puede encontrar el hombre. Culpable, bajo condenación, o justificado ante Dios por la fe. Y la Biblia dice: Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 5:1)
Las personas quisieran sacar de su vida todo lo que los turbe para tener paz, y a veces en ese sentimiento se acercan a Dios para que los ayude, pero Dios les hace ver que lo que da paz, y hace al hombre estar en paz con él, es aceptar el mensaje del evangelio creyendo en Jesucristo.
Pensamientos para reflexionar
