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“Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día… ¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.” (Salmo 25:4,5 y 12)
Una vez, alguien le preguntó a un hermano, ¿Por qué hay tantos cristianos a la deriva, viviendo fuera de la voluntad de Dios?
La respuesta del hermano fue muy interesante, pues dijo resueltamente: Entre las muchas razones que pueden haber, creo que hay tres motivos principales.
1) Porque esos cristianos no escuchan a Dios hablándoles por medio de su Palabra. Van a las reuniones, quizás lean diariamente devocionales cristianos o alguna lectura bíblica, pero no se sienten identificados. No escuchan a Dios hablándoles al corazón.
2) Porque consciente o inconscientemente, esos creyentes no dependen enteramente de Dios. Ponen primeramente su confianza en las expectativas que se les presentan y buscan el socorro humano en lugar del divino, confiando en las capacidades, las influencias, la sabiduría, etc. de quienes tienen a su alrededor para acudir en sus necesidades.
3) Porque en el fondo de su corazón le cierran el paso a Dios, pues, aunque ellos oran, cuando oran, no quieren que se cumpla la voluntad de Dios, sino la suya. Y aunque parezca que oran buscando la dirección divina, en realidad, ellos quieren darle la dirección a Dios. Es decir que, ellos oran, pero pidiéndole la aprobación, el visto bueno a Dios para aquello que desean hacer o tener, y de esa manera quedarse tranquilos. Pero así, Dios no obra, y por lo tanto son ellos creyentes que viven a la deriva.
Pensamientos para reflexionar
