SOBRE EL ESPÍRITU SANTO

“Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos” (Hechos 1:8)

“… El Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Romanos 8:9)


El Espíritu Santo no es un mero poder, es una persona. La tercera persona de la Trinidad de Dios.

Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un sólo y único Dios.

Como Dios en nosotros, el Espíritu tiene poder, pero, también está sujeto a lo que caracteriza a las personas, es decir: lo podemos resistir (Hechos 7:51), contristar (Efesios 4:30), apagar (1 Tesalonicenses 5:19)

Resistimos al Espíritu, cuando rechazamos su operación, por medio de la cual, nos convence de pecado, de justicia y de juicio (Juan 16:8, Hechos 7:51)

Contristamos al Espíritu, cuando hacemos lo que Dios nos ha dicho que no hagamos. Todo pecado contrista al Espíritu.

Apagamos al Espíritu, cuando no hacemos las cosas que Dios nos ha dicho que hagamos, no dejándolo actuar.

El ser sellados con el Espíritu (Efesios 1:13), ungidos (2 Corintios 1:21) o ser hechos templos del Espíritu Santo, es algo  que Dios hace en nosotros. Nosotros, no nos sellamos, ungimos, ni nos hicimos un templo santo. En cambio, ser llenos del Espíritu, no es algo que debamos esperar que Dios haga, sino a lo que somos llamados: “Antes bien sed llenos del Espíritu” (Efesios 5:18)

Esto, depende de nosotros, y sucede cuando  dejamos que el Espíritu obre en nuestra vida plenamente, sin estorbos.

“Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu”  (2 Corintios 7:1) y lo conseguiremos.


Pensamientos para reflexionar

www.lacuevadeadulam.com.ar  weblacuevadeadulam@gmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *