SOBERBIA

“Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero, ultraja a Jehová” (Números 15:30)

“Mejor es humillar el espíritu con los humildes Que repartir despojos con los soberbios” (Deuteronomio 16:19)

 “Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18)


Agustín de Hipona, conocido como San Agustín, decía que la soberbia es la madre de todos los pecados.

Cuando pensamos en el alcance de esas palabras, coincidimos en que verdaderamente la soberbia engendra toda clase de pecados, porque hace que la persona en esa condición se enaltezca y se sienta superior, considerándose su propio árbitro. La persona soberbia enfrenta al mismo Dios y lo cuestiona, y le discute su palabra, condición que el Señor aborrece, porque él mira “a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a su palabra” (Isaías 66:2)

La soberbia fue el pecado del diablo. De él dicen las Escrituras: “Tú, querubín grande, protector… Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad… Se enalteció tu corazón” (Ezequiel 28:14-17)

La soberbia hace que el hombre considere a los demás como seres inferiores. Por lo tanto, con la soberbia se rompen los principios de la ley de Dios y los diez mandamientos, los cuales llevan a enaltecer a Dios y amar y considerar al prójimo en todo.

La soberbia de Nabucodonosor lo llevó hasta lo más bajo, hasta que aprendió que el Dios del cielo, humilla a los que andan con soberbia (Daniel 4:37) La Soberbia y falta de temor de Dios de Herodes, lo llevó a espirar comido de gusanos (Hechos 12:23)


Pensamientos para reflexionar

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