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“Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos… vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros… Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor” (Juan 20:19,20)
Dios declara en su Palabra: “Seguid… la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14) ¿Cómo debemos interpretar este versículo? Esto, ha sido muchas veces mal interpretado, colocando a la santidad, como medio de salvación.
La santidad no es el medio de salvación, el medio de Salvación es Cristo. “Porque en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12)
Muchos pensaron y predicaron que se debía ser santo para ser salvo.
La Biblia no dice eso, sino que, se es santo, cuando se es salvo. Pues SANTIDAD significa apartamiento, separación…
Quien recibe a Cristo como su Salvador, es puesto aparte (santificado) para Dios. Por eso la Biblia dice que “Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció en la cruz del calvario” (Hebreos 13:12)
La sangre de Cristo, nos limpia y separa del resto, santificándonos para Dios. Sin haber sido santificado, nadie podrá entrar en su presencia.
También debemos tener presente, que como santos, debemos vivir separados de toda especie de mal.
Nadie que viva una vida mundana, atraído solamente por las cosas que no proceden del Padre sino del mundo (1 Juan 2:16) verá en su vida diaria al Señor manifestándose a él. Porque, también en ese sentido se aplica: “Sin santidad, nadie verá al Señor”
Pensamientos para reflexionar
