“Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él; Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará. Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” (2 Timoteo 2:12-14)
El versículo del encabezamiento dice: Si fuéramos infieles, él permanece fiel, Él no puede negarse a sí mismo.
Esta declaración a veces se interpreta de una manera no muy correcta. Aquí muchos interpretan que, si fuéramos infieles, el Señor igualmente nos va a proteger, nos va a seguir amando, etc. porque él es amor y no puede negarse a sí mismo. Eso por un lado es cierto, pero en realidad, el tema y el sentido del pasaje no quiere decir eso. No quiere decir que fieles o infieles el Señor siempre se mantendrá fiel en su amor para con nosotros. Sino que, si fuéramos infieles, a pesar de que Dios siempre es amor y nunca nos dejará, también tendrá que actuar para con nosotros conforme a su santidad y su justicia, porque él no puede negarse a sí mismo. Él es amor, pero también es Santo y es justo, y debemos por lo tanto saber que debemos serle fieles, pues si no, él no podrá negarse a sí mismo ni negar sus sentencias ni amenazas, sino que conforme a su fidelidad las cumplirá fielmente, al igual que cumple sus promesas de gracia.
Tengámoslo presente. Dios siempre permanece fiel a lo que él es y a lo que dice. Y así como esto es verdad. cuando lo dicho son promesas de gracia, también es verdad cuando se trata de sus advertencias.
Pensamientos para reflexionar