“Ciertamente yo buscaría a Dios, y encomendaría a él mi causa; El cual hace cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número” (Job 5:9)
“Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán” (Job 14:7)
Según los hombres, nadie puede caminar sobre las aguas del mar. Sin embargo, Jesús fue hacía los discípulos andando sobre las aguas e hizo que Pedro también lo hiciera. (Mateo 14: 24 al 29)
Tampoco nadie puede levantarse, caminar y saltar, siendo cojo de nacimiento, pues no tiene la práctica, ni la masa muscular, ni las articulaciones preparadas para poder hacerlo. Sin embargo, un hombre hizo todo esto en la puerta del templo (Hechos 3:1-9) Según los hombres, nadie puede resucitar cuatro días después de haber muerto como sucedió con Lázaro (Juan 11:39-44) Ni muchísimas otras cosas que cuentan las Sagradas Escrituras. Por eso esas Escrituras dicen: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lucas 18:27) “¿Crees esto? (Juan 11:26)
Y esa pregunta hoy resuena en el aire esperando que cada uno de nosotros la conteste. Los que creemos, debemos decir firmemente. Sí. lo creo y como lo creo esperaré confiando en mi Dios. Y si se agiganta la prueba debemos fijar la mirada en Cristo y no pensar otra cosa, sino en lo que dijo el profeta: “Mas yo a Jehová miraré, esperaré al Dios de mi salvación; el Dios mío me oirá” (Miqueas 7.7)
No desmayes, derrama tu corazón y tus lágrimas ante el Señor que él obrará, y aunque no sepamos cómo, confía que será de la mejor manera, aunque los hombres no lo comprendan.
Pensamientos para reflexionar